La nieve es sin duda uno de los riesgos meteorologías mas adversos con los que el ferrocarril ha de enfrentarse.
En los últimos días hemos visto como la nieve ha sacudido fuertemente las carreteras del sistema central. Sin embargo, el ferrocarril ha conseguido seguir su circulación con mas o menos puntualidad.

La nieve provoca que se reduzca la adherencia entre rueda y carril ferroviario, que se va agravando a medida que se acumula nieve sobre la vía, dificultando el avance de los trenes.

Para evitar la acumulación se dispone de unas «cuñas» quitanieves que se acoplan en diferentes locomotoras para limpiar la vía.
Aun estando la nieve retirada de la vía, esta sigue afectando al ferrocarril. Uno de los inconvenientes es la acumulación de nieve en los sistemas de rodaje y freno del tren.
La nieve al paso de los trenes es absorbida y esta se acumula en la zona de bogies y ruedas.

Este inconveniente de acumulación de nieve se agrava en los trenes con sistemas de cambio de ancho de vía. Siendo necesario un mantenimiento preventivo antes de los procesos de cambio en los diferentes cambiadores de la red.