Hoy, 31 de diciembre de 2024, es una fecha dolorosa para el ferrocarril español, ya que se conmemoran 40 años del gran cierre de líneas que marcó un antes y un después en la historia ferroviaria del país. Hasta esa fecha, existía una extensa red de líneas transversales que facilitaba la descentralización del transporte ferroviario.
En la nochevieja de 1984, los últimos trenes de viajeros circularon por varias de estas rutas, que abarcaban más de 900 kilómetros de trayectos. Entre las líneas cerradas se encontraban algunas tan emblemáticas como la de La Fregeneda, la Ruta de la Plata (entre Astorga y Palazuelo), Valladolid-Ariza, Córdoba-Almorchón, Caminreal, y Burgos-Ciudad Sante, entre otras. Estas decisiones fueron justificadas en su momento por las deficiencias de muchas de estas infraestructuras, que ya no eran rentables ni eficientes. La revista Vía Libre dedicó un reportaje a la efeméride cuando se cumplieron 20 años del cierre, destacando las consecuencias de estas decisiones.

En total se superó los 900 kilometros, y se hacía mención a la deficiencia de las líneas. La revista Via Libre hacía este reportaje cuando se cumplieron los 20 años
En cuanto a Salamanca, uno de los perjuicios más evidentes fue la pérdida de la conexión ferroviaria con Portugal a través de la línea de La Fregeneda, actualmente preservada como parte del Camino de Hierro, una propuesta turística impulsada por la Diputación de Salamanca. Este proyecto busca poner en valor la línea, especialmente su último tramo, declarado Bien de Interés Cultural (BIC) desde el año 2000.

Hoy, al recordar esta efeméride, se hace evidente que el cierre de estas líneas no solo afectó a la provincia de Salamanca, sino también al desarrollo de todo el oeste de España. A pesar de las constantes demandas por la reapertura de estas infraestructuras, las respuestas institucionales siguen siendo promesas lejanas, lo que genera un profundo desencanto en la población que sigue esperando una solución para recuperar estas vitales infraestructuras ferroviarias.
